"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor". José Luis Sampedro

domingo, 19 de septiembre de 2021

El hombre que hablaba con un bote de champú

 

No sabe cómo, pero acabó sentado encima de la tapa del váter. Había sido una noche triste y ese fue el primer rincón que le vino a la cabeza cuando abrió la puerta de casa y pensó en un lugar donde refugiar su tristeza de la mirada de su familia. Cruzó las piernas y permaneció en una pose pensativa durante varios minutos. En realidad, no pensaba, tenía la cabeza en blanco. Se dedicaba a observar los objetos que lo rodeaban. Como cuando era pequeño, antes de tener móvil y de empezar a utilizarlo como pasatiempos mientras hace sus necesidades en el baño, agarró lo primero que tenía a su alcance, un bote naranja de champú olor albaricoque, y se puso a inspeccionarlo con inusitada curiosidad, leyendo con atención cada uno de sus ingredientes: aqua, sodium laureth sulfate, glycerin, citric acid… Como cuando era niño, seguía sin entender la composición de este champú que tan bien olía, lo que, en lugar de aumentar su tristeza, la alivió, al asumir esta ignorancia imperecedera como un mensaje de complicidad y de ánimo que le enviaba su yo pequeño, que le venía a decir que hay ignorancias y penas que no se desvanecen con el paso del tiempo. Forman parte de nosotros y sólo nos queda acomodarlas en nuestro día a día, ponerlas en un lugar de nuestra cabeza en el que no hagan demasiado ruido. 


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