"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor". José Luis Sampedro

domingo, 1 de noviembre de 2015

FINITUD

Sé que soy porque he sido y porque sigo siendo, pero ignoro en qué momento dejaré de ser. Ignoro en qué momento mi vida quedará reducida a cenizas que serán sacudidas por el viento del tiempo. No sé cuándo dejaré de ser, pero sé que estoy condenado a no ser. Aunque la vida no pueda definirse únicamente como un camino hacia la muerte, sí se puede decir que empezamos a morir nada más nacer. No creo en la eternidad porque nada me demuestra que exista vida más allá de los confines de nuestra existencia en la Tierra. Además, tampoco siento atracción hacia la idea de eternidad. Frente a ella, me decanto por valorar la bella singularidad de lo insignificante y de lo limitado. Estas deducciones determinan considerablemente mi vida. Mi ateísmo, mi no creencia en lo eterno, mi instalación en lo finito me configuran como ser humano y como sujeto moral.