Los domingos Raimunda cena con la tele puesta.
Lleva meses viciada a una serie de Antena 3 que dura unos cincuenta minutos. Da
igual lo molida que llegue a casa del curro, no puede perderse ningún episodio.
Luego los comenta con su madre y su tía, que también andan igual de
enganchadas.
La serie se llama “La Libreta de Pablo” y se
desarrolla en el Instituto Pérez Blasco de Madrid. El protagonista es Pablo, un
chaval de primero de bachillerato cuyo cuerpo revela los síntomas de la pubertad:
tiene la cara cubierta de granos, se le marca en el cuello una bolita en forma
de nuez y, cuando habla, arrastra con frecuencia algunos gallos que indican que
su voz todavía está confeccionándose. Le salen unos pocos pelos encima del
bigote, los suficientes como para tener que afeitárselos cada semana. También
hay rastros de pelo por algunas zonas de sus mejillas, pero, como le gusta decir
a su madre, son pelos-isla que viven aislados del resto de su cara y que no le
confieren aspecto de hombre, sino más bien de niño que quiere, en vano, dejar
de serlo.
Pablo es un chaval de pocas palabras que se
comunica sobre todo con la mirada. Se pasa el día observando lo que sucede a su
alrededor, sin mostrar demasiado interés por querer formar parte de ello. Bueno,
en realidad, sí le interesa participar en el mundo que observa, pero lo que
pasa es que no quiere hacerlo a través de sí mismo, de su persona, sino de los
demás. Pablo es bastante introvertido. No tiene muchos amigos en el instituto,
aunque siente un afecto muy grande por la mayoría de sus compañeros.
A pesar de que cueste asociar su personalidad discreta
y sencilla con la del típico chico popular de instituto, Pablo es, sin lugar a
duda, el estudiante más conocido del Pérez Blasco. No hay nadie en el centro
que no sepa de su existencia ni que no se haya planteado alguna vez abordarle. Su
incontestable popularidad radica en la organización sin ánimo de lucro que fundó
hace unos años y de la cual es el único miembro. El nombre de la organización es
Niebla y su ámbito de actuación se circunscribe al instituto. Niebla
tiene dos objetivos fundamentales.
El primero es operar como un Tinder no
virtual y más sofisticado. Los alumnos del instituto que estén interesados en
el servicio tienen que enviar un e-mail a niebla_don_Miguel@gmail.com rellenando
la siguiente información:
Tarjeta nebulosa
-Nombre y apellidos:
-Edad:
-¿Qué buscas? ¿Chico? ¿Chica? ¿O las dos?:
-Tu mayor virtud:
-Tu mayor defecto:
-Tu palabra favorita:
-Tu piropo favorito:
-Tu insulto favorito:
-Tu expresión favorita:
-Un tema del que te podrías pasar hablando horas:
Pablo pensó que era buena idea desarrollar una
especie de Tinder donde la gente se expusiera menos. Aquí sólo se expone
a él, por lo que es mucho menos arriesgado y comprometido. Además, ayuda a
crear un espacio seguro entre personas que no se sienten cómodas con su
sexualidad y que aún no saben o no han aceptado si les gusta alguien de su
mismo sexo. A diferencia de Tinder, aquí no existe la posibilidad de conversar
entre las dos personas antes de la cita. Pablo se ocupa de escoger sitio
(normalmente un 100 Montaditos, por ser más económico), día y hora para
la quedada. Lo que más disfruta Raimunda de la serie es ver los razonamientos enrevesados
detrás de cada uno de los entrecruzamientos que Pablo orquestra. El procedimiento
no puede ser más exhaustivo. Como si fuera un detective de una serie policíaca,
despliega sobre el corcho de su habitación todas las tarjetas nebulosas y se
pasa horas pensando a quién juntar con quién. Algunas de las tarjetas contienen
información sobre profesores.
Pablo no cobra ninguna comisión por este servicio cupidesco, pero sí exige una condición: quienes quieran hacer uso de Niebla, tienen que estar abiertos a ayudar a la organización con su segundo objetivo. Éste consiste en ayudar a los estudiantes a lidiar con situaciones a las que no se han enfrentado nunca antes, como puede ser dar un primero beso, dar un primer beso con lengua, tener sexo por primera vez, pedir salir a alguien, superar una ruptura de pareja, pensar que estás embarazada... También incluye situaciones no relacionadas con el amor o el sexo, como la ruptura de una amistad, el divorcio de los padres o que simplemente se sienta triste sin entender muy bien por qué. El alumno interesado en este servicio tiene que enviar un e-mail a la misma dirección de correo de antes, pero escribiendo como asunto “SOS”. Una vez le llega a Pablo, él vuelve a su corcho y se abisma en reflexiones sobre quién es el estudiante nebuloso más apropiado para ayudar al alumno que ha pedido auxilio. Al igual que en el primer servicio, concierta una quedada entre los dos. A veces, es él mismo el que proporciona directamente la ayuda. A Raimunda esos son los episodios que más le gustan. No hay nada mejor que ver a Pablo en acción.
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