"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor". José Luis Sampedro

sábado, 30 de abril de 2022

Chus

 

En caso de que no se materialice su deseo de convertirse en un personaje histórico, a Raimunda no le importaría ser recordada como una gran estrella del cine. Desde bien pequeña, su ídolo ha sido Chus Lampreave. Aunque fuera difícil encontrar pósteres de esta actriz, que solía desempeñar papeles secundarios, si no terciarios, Raimunda se iba al Rastro o a donde hiciera falta en búsqueda de una estampa de la que para ella era la mejor actriz de la historia del cine. “Mencióname una actriz más natural y genuina que la Chus”, retaba a quien osara reírse de ella por su idolatría incondicional. El mejor póster que había encontrado era uno de Chus sujetando un lagarto en Qué he hecho yo para merecer esto. En la peli, cuando se topa con el lagarto en una gran explanada, su nieto le dice que le ponga el nombre de algo que le guste. Ella responde “a mí me gustan las magdalenas, los cementerios, las bolsas de plástico, el dinero…”. Al final le llaman Dinero por eso de que el lagarto es un animal de color verde. “Si es que, ¿cómo no vas a querer a mi Chus? Es grandiosa. Es la fea más mona del mundo. Pequeñita, pero matona. Nadie ha llevado nunca tan bien un prognatismo tan severo”. Sólo había dos actores que podían toserle a Chus, aunque estaban a años luz de ella. Por un lado, Thelma Ritter. “Dime una película en la que no esté soberbia”. Por otro lado, Walter Brennan, que vale que era hombre y utilizaba unos registros que ella, como mujer, difícilmente iba a poder replicar, pero, aun así, desprendía la bonhomía y la lealtad que a ella le gustaría encarnar en la gran pantalla. Pensar en Brennan le sirve mucho para sujetar su autoestima cuando, de repente, se encuentra hincando los codos en la barra del bar, dándole fuerte al drinking. “Si algo nos ha enseñado Brennan es que existe la figura del borracho digno y humano”. Cuando la gente la observa bebiendo, ella se imagina que es Brennan y pierde todo atisbo de vergüenza. Y si alguien le recrimina que es una borrachuza que bebe para olvidar, ella contesta enfurecida que bebe precisamente porque no olvida lo bien que sabe el alcohol.